Artículo de Prensa
Carta del titular de
Interior al Cardenal
Están en pie las garantías ofrecidas a los
guerrilleros para lograr la pacificación.
Caracas, 7 de
mayo de 1969
Señor
Card. J. Humberto Quintero,
Arzobispo de Caracas
Palacio Arzobispal Ciudad.
Eminencia
reverendísimo: con la más profunda atención ha considerado el despacho a mi
cargo, los documentos que sirvió enviarme su eminencia con su carta
del 19 de abril ppdo. Y las consideraciones que se sirvió hacerme en nuestras
conversaciones celebradas con posterioridad a aquella fecha.
Debo
reiterar a su eminencia la elevada consideración y respeto que al gobierno
nacional merecen la noble intención de la comisión que han construido, su
Eminencia otros ilustres venezolanos con el ánimo de mediar y coadyuvar en el
propósito de pacificación anunciado por el presidente de la republica, llevado
adelante con inequívoca voluntad, durante las semanas que lleva en ejercicio el
poder.
La
posición del Gobierno Nacional corresponde a las palabras pronunciadas por el
Primer Magistrado en el acto de recibir la investidura presidencial ante el
Congreso de la República. En aquella solemne ocasión, manifestó:
“sin mengua de la firme
energía que desplegare en todo instante para defender la estabilidad de las
instituciones contra cualquier acción insurreccional, estoy dispuesto a ofrecer
a quienes se lanzaron por aquel camino y persisten en él, la
oportunidad de rectificar. Ni las autoridades Civiles ni las Fuerzas
Armadas tienen interés en prolongar escenas de violencia que a nadie han
favorecido y solo han ocasionado daños a ciudadanos pacíficos, a humildes
campesino, a oficiales o suboficiales en el cumplimiento de su deber militar, a
venezolanos sencillos que prestan como soldados el servicio con una
contribución irrenunciable a la integridad e independencia de la
patria y a los mismos protagonistas de la aventura. Mi propia determinación,
conforme con mis convicciones y antecedentes, de enfrentar sin vacilación
cualquier hecho contrario a la paz pública y al orden institucional me da mayor
autoridad para abrir en esta coyuntura el horizonte de una sincera
pacificación. Hasta los más reacios reconocen que no hay en Venezuela
circunstancias propicias para el éxito de un movimiento insurreccional y que
quien tenga fe en sus convicciones debe irradiarlas dentro del ordenamiento
legal”.
Conforme
con aquella definición, el gobierno ha venido realizando una serie de actos
tendientes a avalar la sinceridad de su propósito. Ha suspendido la
inhabilitación que pensaba sobre el partido comunista y manifestó que estaría
dispuesto a considerar la del movimiento de Izquierda Revolucionaria si llenara
las condiciones mínimas, a saber, regularización de su funcionamiento y
dirección y manifestación fehaciente de abandonar la lucha violenta para
acogerse a la legalidad constitucional. Ha puesto en libertad a numerosos
procesados, mediante las mediadas de sobreseimiento e indulto que la
constitución y las leyes atribuyen al presidente de la república. Ha declarado
sin valor las restricciones que se alegaba existir contra determinados
dirigentes políticos, para regresar al país. Y sobre todo, ha mantenido una
aptitud de suma consideración y prudencia, ha reorganizado a fondo la
estructura y funcionamiento de los órganos atingentes a la seguridad del estado
y ha hablado un lenguaje de amplitud y de altura, a través del cual ha
mantenido un dialogo cordial con todos los venezolanos.
A
nadie que haya querido acogerse al ofrecimiento del Señor Presidente, se le ha
exigido ningún tipo de condición que pudiera envolver algo humillante o en
alguna forma el menoscabo en ningún grado de la dignidad de su persona humana.
No se ha impuesto ninguna renunciación a la propia ideología, ni se
ha exigido como contrapartida la adhesión al Gobierno o la política que este
adelanta por encargo recibido del pueblo. No se ha establecido ninguna
restricción a los medios de comunicación social, si bien se recomendado el
que las publicaciones coadyuven al propósito de pacificación y eviten
sensacionalismo que pueden hacerse nocivos al noble fin buscado.
El
Gobierno Nacional tiene plena conciencia de que con ello está cumpliendo un
anhelo de la gran mayoría de los venezolanos, sin que pueda ir más allá, a un
terreno donde se lo vedaría la promesa de sostener y defender la constitución y
las Leyes de la República en toda su integridad. No conduciría a ningún
resultado útil el desviar su actitud hacia el planteamiento de un debate con
quienes, mientras se mantenga en actitud de subversión, se coloca fuera de la
Ley y renuncian por ello mismo a los resortes que la lucha cívica pone al
alcance de quienes actúan dentro del marco legal. Si el Gobierno no ha
puesto condiciones ideológicas o programáticas a quienes sinceramente deseen
reintegrase a la actividad dentro del ordenamiento jurídico, no es concebible
que deba aceptar por su parte, controversias previas sobre su posición y su
programa , los cuales han sido ampliamente conocidos y son continuamente
juzgados por la opinión pública.
Las
garantías ofrecidas están en pie. La intervención de su Eminencia y de sus
ilustres compañeros de comisión, la aprecia el Gobierno como una garantía más
para quienes por su conducto soliciten su confirmación y hagan patente su
voluntad de volver a la actividad Legal. Por lo demás, el Señor Presidente ha
hecho constar que esa actitud asumida como Jefe del estado, está en un todo
conforme con la que plantea el nombre de las Fuerzas Armadas
Nacionales como su Comandante en Jefe que es, por virtud de la carta
fundamental. A su Eminencia Reverendísima y a los demás miembros de la comisión
preside, les consta la absoluta buena fe con que está procediendo en esta delicada
materia el Ejecutivo Nacional por ello mismo, su intervención constituye, ante
el país entero, un aval de excepcional cualidad para que desistan de la
violencia armada, sean cuales fueren sus concepciones doctrinarias, quienes
deben estar convencidos, al menos, de que las condiciones de la Venezuela de
hoy no son propicias para mantener su actitud.
El
Gobierno nacional, por conducto del despacho a mi cargo, ratifica a su
Eminencia Reverendísima, sus claros y definidos propósitos de continuar
desarrollando su política de paz y armonía para todos los venezolanos.
Muy atentamente, Lorenzo
Fernández, Ministro de Relaciones Interiores
Ficha hemerográfica
Autor: Lorenzo Fernández, Ministro de
Relaciones Interiores
Fecha: (1969, 4 de Mayo)
Título del Artículo: Carta del titular de Interior al
Cardenal
Nombre del Periódico: El Universal
Numero de Página(s): 12
Comentario Crítico
Esta
carta dirigida al Arzobispo, muestra como desde el ministro de
relaciones interiores refleja a él, como medio mediador,
sus exigencias sobre la mesa, que están fundamentadas en la paz del los mismo
pueblos, en base a ello mantiene una aptitud de aceptación y de propuestas que
están bajo el marco legal o de la constitución. Otro
factor es la facilidad y libertad cedida al movimiento de izquierda
como independiente. Muestra de ello es la suspensión de la
inhabilitación, que representa un objetivo de los movimientos de izquierda, y
la liberación de distintos líderes. Estas decisiones fueron tomadas bajo un
marco de prioridad, con visión en la mayor paz posible. Puesto que
este proceso fue uno de los fundamentales objetivos del gobierno,
deben de mostrarse resultados, pero partiendo del hecho de que la mayoría del
personal del gobierno representaba un bipartidismo, una vez concretados sus
objetivos la asimilación política sería el siguiente paso a seguir. Más allá de
esto, el gobierno se comprometió con completa sabiduría a la resolución de este
proceso.
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